Search

lunes, 27 de junio de 2011

EL ROCK Y EL MARKETING

No hace falta ser un iluminado en cuestiones marketineras ni publicitarias para asegurarlo: quienes sospechan que en el rock el negocio no es menos importante que la música tienen razón. De hecho, casi siempre y cada vez más, es más importante. Palabras como “estrategia”, “público objeto”, “otorgador de estatus” o “efecto de pertenencia” dejaron de ser ajenas al género hace largo rato, posiblemente mucho antes de que a Andy Warhol se le cruzara por la cabeza que los Rolling Stones debían tener como logo esa lengua.
Sin culpa y riéndose de costado de las antinomias entre música comercial y de autor, el marketing y el rock mantienen carnales, estrechas y todavía fructíferas relaciones. Buena parte del negocio, por supuesto, va por el lado más obvio: remeras, calzado y líneas completas de ropa se encuentran entre los elementos de merchandising más habituales y que más ingresos extras representan para los músicos, tanto en el mercado de las prendas originales como en el de las falsificaciones (no por nada las páginas dedicadas a venta de productos en los sitios de las principales bandas incluyen la emisión de un certificado de originalidad).
En ese apartado, lo de Kiss parece el caso más acabado de una verdadera empresa dedicada a la comercialización de lo que sea: Gene Simmons, Paul Stanley y sus asesores de imagen han llevado la cosa al paroxismo de estampar sus caras maquilladas en preservativos, en ataúdes especialmente decorados y autografiados; tangas para la fanática (o la novia del fanático) y hasta una edición especial de confites M&M.
Justamente el caso de los confites fue un ejemplo de un paso más adelante en la carrera de la banda neoyorquina, porque implicó la asociación con una marca existente ya reconocida, aunque no el único. También lo hicieron con el Chase Manhattan Bank para tener su propia y muy bien lookeada tarjeta Visa, y hace un par de semanas está disponible lo que debe ser el producto más caro al que la banda neoyorquina le haya puesto su sello: cuatro modelos de Mini Cooper, cada uno de ellos decorado como cada una de las cuatro máscaras que históricamente identificaron a sus integrantes.
“Es un caso extremo de co-branding –explica Matías Quiñonero, director creativo de la agencia cordobesa Punto JPG–. Seguramente saben desde hace tiempo cuál es su público objetivo más obvio y no deben faltar camperas de cuero, parches y ropa interior. Pero unir su marca a la de un auto va más allá y no hubieran podido hacerlo hace 20 años: el Mini Cooper apunta a un segmento de fans del rock maduro y sobre todo con un buen pasar. Para los fabricantes del auto es una forma de desacartonar un modelo que ha tenido mucho éxito, y para la banda es pegarse al prestigio de una marca muy fuerte y de mucha clase.
También puede leerse como una forma de decir algo más: publicitariamente, hoy las grandes marcas no venden productos, no tienen nada nuevo que decir y buscan significar algo, y ahí es que el rock les viene como anillo al dedo.
Metallica fue otra de las sorpresas cuando sumó logo e imagen a una edición especial de uno de los juegos de mesa más clásicos y todavía vigentes: el Monopoly, símbolo por excelencia de que todo en esta vida puede comprarse. Por 43 dólares, la banda que siempre se pronunció a favor del monopolio de los sellos discográficos en la distribución de música tiene (vende) su propio… Bueno, Monopoly.
Otra pequeña gran empresa de productos en esto del co-branding es Carlos Santana, que puso las cosas en su lugar en lo que respecta a la moda de los “vinos de famosos”. En lugar de poner su firma en cualquier botella, el guitarrista está asociado desde hace años con Mumm Napa, equivalente a prestigio en vinos espumantes y champanes producidos en ese valle de California.
Si hasta Sex Pistols, el año pasado, fue marca de perfume, gracias a État Libre D’Orange, una compañía de cosméticos especializada en fragancias de famosos. Igual es raro, no suena a que un punk hecho y derecho vaya a usar fragancia alguna.
En Argentina, mientras tanto, las asociaciones pasan más bien por ser la imagen de campañas publicitarias y no hay tantas apuestas fuertes a artistas relacionados con el rock. Más allá de algunas aventuras con compañías telefónicas, la cosa está más bien verde. “Es que es una inversión fuerte, y hoy por hoy, no hay ninguna banda que te garantice una masividad que la justifique”, sostiene el creativo Quiñonero.

Nota : http://vos.lavoz.com.ar/pop/rock/mucho-logo-aqui

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...